viernes, 1 de junio de 2007

RISE AND FALL

The Catcher cae. O lo que es lo mismo, YO caigo.
Caigo, pero ya tengo varios huesos rotos y la cara estropeada.
Eran muchos, salieron de la nada y estaban bien preparados.
Escribo esto semanas después, con un brazo todavía enyesado.
Mientras caigo cuento los pisos: Uno, dos, tres... muchos. No importa. Caigo desde la azotea en cámara lenta. Vertiginosas imagenes titilean delante mío. Lo recuerdo todo y a todos.

Mientras caigo, recuerdo un verano con mi novia en donde, a pesar que sabe que odio leer, me regala un libro. Dice que me va a gustar. Recién Lo leo meses después... y me gustó. Mucho. Muchísimo. Creo que nunca se lo dije.
Me veo a mí mismo de chico junto a mi viejo en el tren, yendo a La Plata sólo para que conozca la cancha de Estudiantes (si, soy del Pincha... Y?)
Recuerdo mi "Origen", el momento en que obtengo mis poderes. Y que todo fue al pedo por que no puedo volar. Otra cosa de la cual putear.

Veo que la azotea del edificio se aleja. Deseo tener un Bati-gancho o medio metro de telaraña. Aunque sea tener las ridículas alas del Hombre Halcón.
Entonces cierro los ojos, escucho el aire silbar a toda velocidad y el doloroso CRACK final.
Murmuro "adios" y, cómo si hubiese parpadeado nomás, me despierto en un hospital y veo a mi novia llorando junto a mí.

NO TENGO LA MÁSCARA PUESTA: Me desespero, ¿ya lo sabe ella?, ¿ya lo saben todos?
Me alivia enterarme que el viejo que me encontró y llamó a mi novia fue quien escondio la máscara para preservarme. Le debo mucho, la verdad.

De ahí en más, recuperación "milagrosa" y tratar de recuperar el tiempo pérdido.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Muy interesante relato para motivar a salir adelante y levantarse a pesar de las caídas.